Comprometer
Continuamos con la serie descriptiva de cómo los clientes se incorporan a nuestro negocio. En el artículo anterior, vimos cómo hacer el seguimiento del recién llegado a nuestro servicio, y cómo hacerlo sentir cómodo en el nuevo lugar, con nueva gente y hábitos.
Hoy vamos un paso más allá y buscamos que su vínculo perdure, que se fortalezca la relación, que sea “uno más de nosotros” y que sienta su club, escuela, profe, como suyos, y a la vez se convierta en un promotor de lo que hacemos. Casi un “evangelizador” de nuestro servicio. Si lo hacemos bien, pagar por publicidad será cada vez menos necesario
- Involucrarlo en la comunidad: habíamos visto antes que una persona que fuera “el introductor” del “nuevo” con los “viejos” o habitués, es central para allanar el camino, como atajos de relaciones y de pequeños secretos para aprovechar mejor el lugar que eligió para divertirse y aprender.
Pero si a esto lo complementamos con acciones comunitarias como comidas, fiestas, reuniones post partido, eventos con entrecruzamiento de niveles, edades, y con gente de otros antecedentes, se fortalecerá su vínculo, su “adherencia” a la comunidad a la que todo club debe aspirar.
- Tratar de aumentar lo que hace con nosotros: si lo anterior sale bien, el proceso se realimenta y potencia, ya que tendrá más razones para venir frecuentemente al club, lo que aleja la posibilidad de abandono.
Una invitación, inmediatamente de terminar un evento en la que la pasó bien, para otra actividad, es uno de los mejores momentos para ello. Un combo donde si hace una cosa (una clase) tiene una hora de juego gratis, por ej., puede ser algo que valore, y para nosotros casi sin costo si es en un horario de baja demanda, y además, haga que su nivel de involucramiento (y gasto) aumente
- Buscar una relación “3D”: tiempo, uso, otros servicios: recordemos que cuanto más use un servicio, durante un período más largo (meses, años) y en conjunto con otros servicios que brindemos (bar, proshop, torneos, etc.,) hará que esa relación en tres dimensiones sea más sólida y se retroalimente. También puede servirnos que cualquier baja, en alguna de estas dimensiones, sea una señal, una luz amarilla que nos advierta de signos de fatiga y de un pronto abandono.
Una buena gestión de esas señales, un estudio del “promedio de vida” de nuestros clientes, hará que gestionemos, antes que ellos mismos se den cuenta, un estímulo para que siga con nosotros.